jueves, 21 de noviembre de 2013

Experiencia número treinta y dos:

Mi experiencia de alfabetización fue en la casa de mis padres con la ayuda de mi hermano Juan Carlos, que es 10 años mayor que yo. En las tardes de verano, cuando él estaba aburrido, me tomaba como su alumna y pasaba horas y horas enseñándome, la «M» con la « A» , MA. Era emocionante para mí porque con 4 años todo era nuevo y ese universo, que eran los libros en ese entonces, podría estar más al alcance de mi mano.


Romina

Experiencia número treinta y uno

Mi relación con los números y las letras fue a los cinco años, junto a mis padres. Ellos fueron los que me enseñaron a escribir mi nombre y a contar del uno al diez.
Luego, a los siete años, en primer grado aprendí a leer y escribir mi nombre, palabras y a hacer cuentas, gracias a la paciencia y dedicación de mi señorita Silvina.

 Yesica 

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Experiencia número treinta:

Lo que recuerdo sobre cuándo empecé a escribir fue en preescolar. La maestra traía en afiches grandes las vocales, nos enseñaba lo que eran y luego no hacía pasar a cada uno a escribir la vocal en el afiche como nos saliera. Al final de la clase nos hacía la corrección .Después, al otro día, traía palabras incompletas y nosotros las teníamos que completar con las vocales que faltaban. Luego cuando llegaba a mi casa lo ponía en práctica. Así fue como aprendí a escribir.

            Rocío Anahí

Experiencia número veintinueve:

Mis primeros pasos en la escritura fueron a los tres años, copiando las letras que mi mamá me escribía. Luego desarrollé bien la escritura y la lectura en primer grado. Me gustaba mucho copiar las formas de las distintas letras y copiarlas del abecedario que traían en las primeras hojas mis cuadernos.      Así comenzó mi largo trayecto de aprendizaje que hasta el día de hoy sigue.

 Marina

Experiencia número veintiocho:

Recuerdo que cuando tenía mis 6 años de edad, mi papá me preparaba para comenzar el tan esperado primer grado. Me sentía muy entusiasmada. Todos los días él, mi papá, trataba de leerme cuentos, hacerme repasar lectura y escritura. Así comencé a escribir y leer mis primeras palabras. Quizás en el transcurso de mi paso por el jardín ya había escrito algunas palabritas, no tan claras al lector quizá, pero sí fueron las que me impulsaron a seguir aprendiendo.

 Gladys Noemí

Experiencia número veintisiete:

Inicié mi experiencia de aprender a leer y escribir cuando tenía 4 años. Todas las noches mi mamá me leía un cuento antes de dormir. Pero yo quería leer los cuentos por mi propia cuenta. Es por eso que la amiga de mi mamá, quien era maestra, comenzó a enseñarme a las tarde 3 veces por semana. De a poco fui aprendiendo las sílabas, las letras y la caligrafía tanto en cursiva como en imprenta. Finalmente, en 6 meses aprendí a leer y escribir


                                                                                     Lilian Romina

Experiencia número veintiséis:

En mi experiencia personal recuerdo que lo primero que me enseñaron fue mi nombre. En primer grado seguía con el aprendizaje de las letras y algunas palabras.
Aprendí a leer con las maestras y mi papá.

                                               Ana María