Mi experiencia de alfabetización fue en la casa de mis
padres con la ayuda de mi hermano Juan Carlos, que es 10 años mayor que yo. En
las tardes de verano, cuando él estaba aburrido, me tomaba como su alumna y
pasaba horas y horas enseñándome, la «M» con la « A» , MA. Era emocionante para
mí porque con 4 años todo era nuevo y ese universo, que eran los libros en ese
entonces, podría estar más al alcance de mi mano.
Romina