Experiencia número quince:
Yo empecé a escribir con mi papá. Él
ponía su mano encima de la mía, me daba un lápiz y me enseñaba las letras. A la
edad de tres años comencé el jardín. Recuerdo que entonces ya sabía escribir mi
nombre. La maestra nos enseñó a escribir las vocales. Nos daba el dibujo de la
“a” y nosotros teníamos que dibujarla lo más parecido posible; lo mismo con la
“e, i, o, u”. También mi mamá me compró un librito que tenía letras y números
con puntitos y yo tenía que completarlo.
Leila
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