Recuerdo
que mis primeras experiencias en relación a la lecto-escritura, en el nivel
primario, fueron varias. En jardín de infantes, la señorita, exhibiendo algunas
laminas con las letras del abecedario, nos hacía escribir nuestros nombres,
copiar la fecha del pizarrón y calificar el día (“soleado, nublado”). Ya en la
escuela, en primer grado, la maestra nos enseñaba las letras escribiendo
palabras sueltas y marcando las letras correspondientes. Comenzamos la alfabetización
con las vocales, seguidas con las otras letras del abecedario.
Micaela Belén
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