Recuerdo
que en primer grado, comencé a incursionar por el mundo de la lectura y la
escritura. Tenía una maestra llamada Claudia quien nos enseñó primero las
vocales y luego el abecedario. Nos contaba cuentos y nos hacia escribir la
parte que más nos hubiera gustado. También leer en voz alta para ella era una
manera en la que podíamos perder la vergüenza y corregir los errores entre
todos.
Noelia
Soledad
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